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Periodismo de opinión en Reggio’s

Olvido y negación del presente, de Pedro G. Cuartango en El Mundo

TIEMPO RECOBRADO

Se suele dar por verdadera la afirmación de que el genio está vinculado al sufrimiento, pero no estoy seguro de que ello sea cierto. Dostoievski fue un desgraciado, pero no León Tolstoy. Shakespeare llevó, por lo que sabemos, una vida relativamente burguesa, mientras que Cervantes padeció cautiverio y penurias económicas. Nada hay en la existencia de Montaigne que explique la profundidad de sus reflexiones personales, al igual que carecemos de las claves para saber por qué Proust, Kafka o Thomas Mann fueron inmortales escritores.

Aparentemente no hay nada que diferencie el talento de la estupidez. Flaubert tenía aires de idiota y parece mentira que de un tipo tan burdo físicamente como Balzac pudieran salir obras tan sublimes como ‘Las ilusiones perdidas’. Vemos, en cambio, cómo mediocridades cuyo único mérito es ser profesionales de la banalidad adoptan la apariencia de genios incomprendidos.

No, no es fácil separar el grano de la paja ni detectar un diamante entre las toneladas de basura de la oferta cultural del momento. Pero supongo que nunca lo ha sido. Mozart murió en la miseria y otros grandes creadores han tenido que esperar a su fallecimiento para que su trabajo fuera valorado.

Creo que ello es debido a que el genio es esencialmente disonante, es decir, que rompe los cánones y los moldes de lo que la época considera como buen gusto. El talento va siempre por delante: muestra el camino. De ahí que tenga que pasar un tiempo para ser reconocido. Eso le sucedió a Stendhal, cuyas grandes novelas se anticiparon a la sensibilidad de la época. Hoy se entiende mucho mejor el maquiavelismo de Mosca o el feminismo de Sam Severina en ‘La cartuja de Parma’, una de las diez mejores narraciones de los dos últimos siglos.

Así como ‘Las uvas de la ira’ de John Steinbeck ha quedado como la gran creación de la Gran Depresión, habrá probablemente alguien escribiendo en estos momentos una obra que refleje las grandes contradicciones que ha producido esta crisis. Ese trabajo podría llevar a entendernos a nosotros mismos y servir en el futuro de testimonio de nuestra época.

A lo largo de los últimos años, están proliferando géneros como la novela negra y la recreación histórica, que tienen gran éxito popular, pero casi nadie escribe sobre el presente, sobre lo difícil que resulta sobrevivir intelectual y moralmente en una sociedad esclerotizada por el materialismo económico y la trivialidad del discurso político. Lo realmente apasionante podría ser contar esa pérdida de atributos del hombre contemporáneo, que debe renunciar trágicamente a la imaginación, para sobrevivir en un mundo regido por la banalidad, en el que los antiguos héroes han sido sustituidos por personajes como Belén Esteban.

Publicado por Reggio's

25 Agosto, 2010, a las 9:17 am

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